Desde luego que estas fechas eran muy
difíciles para los prisioneros de Auschwitz. Pero independientemente
de los crueles castigos a los que estaban sometidos por las SS y el
trabajo esclavizado, los prisioneros compartían entre ellos ese
espíritu Navideño que albergaba en cada uno de sus corazones.
El 24 de diciembre de 1940, los
alemanes establecieron un árbol de Navidad en el centro del campo
decorada con luces. Debajo del árbol pusieron los cuerpos de los
prisioneros muertos, y de los que iban muriendo durante el día.
Lagerfuhrer Karl Fritzsch justifico ese acto como un regalo para los
prisioneros que seguían vivos, y prohibió cantar villancicos
polacos.
En nochebuena de 1941, cuando los
prisioneros volvían del trabajo en la construcción de Auschwitz
II-Brikenau al campo de los hombres, los alemanes mataros a los que
no podían andar por sus propias fuerzas, eran 300 personas. A la
noche tras la cena, las SS reunieron a todos en la calle para
escuchar en alemán los textos del papa Pio XII. Murieron 42 personas
a causa del frio.
Los prisioneros intentaban celebrar ese
día de forma silenciosa y ayudar a subir los ánimos a los amigos.
En el Museo de Auschwitz se encontraron
las memorias de Jozef Jedrycha, del bloque 10a: “Ya empezaron a
cantar los villancicos alemanes, y de repente escuche a gritos el
preciosos sonido de Bog sie rodzi-Mazurek Dabrowksi. Todos empezamos
a abrazarnos y a llorar desconsoladamente.
La nochebuena de 1942 la recuerda
Krystyna Aleksandrowicz: “Antes de nochebuena las SS nos prepararon
un árbol de Navidad. En el campo de los hombres, el día de
nochebuena las SS obligaron a los hombres a recoger en un saco arena.
El que recogía poco para las SS era fusilado en el instante. Todos
esos cuerpos muertos los pusieron debajo del árbol.
En 1944 el ambiente fue distinto por
esas fechas. El cura Wladyslaw Grohs realizo misa para los
prisioneros en el campo de concentración, las mujeres prepararon una
estrella para los niños enfermos en el hospital y también
consiguieron coser 200 juguetes. A cada persona se le entrego dos
cachos de azúcar. Los regalos fueron firmados con nombre y apellido
de cada niño. La prisionera Leokadia Szymañska realizo un pequeño
árbol de Navidad, en la cima del árbol estaba el águila polaco.
Las SS ese año permitieron a los
prisioneros realizar las navidades como querían, ademas ese día las
SS permitieron salir a los prisioneros del bloque 11 (conocido como
el bloque de la muerte) y reunirse con el resto de los prisioneros.
Allí ellos empezaron a cantar villancicos, primero en alemán y
después en polaco.