Tras el desayuno los prisioneros eran llamados por las SS para realizar el control de los prisioneros que formaban filas de 10 en 10 y realizaban el recuento para comprobar fugas. Una vez pasada la revisa, los prisioneros marchaban en columnas (con música de orquesta de fondo) para comenzar un trabajo forzoso de 11 horas. Solamente tenían un descanso de 30 minutos para comer una especie de sopa hecha con mondas de patas, o patatas si había suerte, con un total aproximado de 300 calorías.
Por la noche tras el trabajo agotador los prisioneros regresaban al campo para pasar otra revisa y control. En el caso de que se detectase fugas o intenciones de rebelión o protestas estas podían durar varias horas a fin de castigar a los prisioneros.
Después del control los prisioneros recibían la cena, que era 300 gramos de pan de embutido o mantequilla y una porción de mermelada, después de la cual regresaban a los barracones y a las 9 de la noche quedaba totalmente prohibido salir bajo pena de muerte.
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